Portafolio

21.11.05

Trabajo individual



Tema: Historia de la formación docente en Chile
Fecha: 15-20 de Septiembre 2005

En los comienzos de la formación docente solo existían los docentes improvisados, personas sin formación profesional alguna. Solo sabían lo básico.
La primera legislación referente a la formación de profesores que existe en Chile es el reglamento de maestros de primeras letras de 1813. Luego en un primer período de profesionalización se observa la creación de instituciones de formación inicial (1842-1889). Se funda la Escuela Normal de Preceptores de Santiago en 1842 comenzando así con el normalismo para luego seguir con el “Modelo Instituto Pedagógico”.
Luego viene un segundo período de profesionalización en el que se ven recientes cambios en la formación de docentes, es decir, como lo vemos en la actualidad.

“El temprano normalismo”
Si bien tenían muchos conocimientos, no se les enseñaban métodos de enseñanza por lo que no conseguían los resultados esperados.

La reforma buscaba uniformar los métodos de enseñanza conforme a los últimos métodos de la pedagogía.

A comienzos de los años 80 comienza una reforma que empezó con la aprobación en 1883 de una nueva legislación para la educación primaria y normal. Se disponían recursos económicos para construir nuevos establecimientos y contratar profesores extranjeros. Además, se permitía la salida de profesores al extranjero para perfeccionarse.
En 1885 llegan profesores alemanes con nociones pedagógicas de J.F Herbart que decía que el fin de la educación era la formación del carácter con el aprendizaje en el tiempo. El carácter era concebido como una moral, disciplina intelectual, orden, puntualidad y obediencia. El énfasis estaba en los métodos de instrucción.
Contribuciones alemanas:
 Rigurosidad del proceso de instrucción.
 Incorporación de psicología pedagógica crítica, metodología pedagógica, historia de la pedagogía, “clases modelo”.
 Enriquecimiento del currículo con educación física, música, canto, artes, trabajos manuales, lectura y escritura.

En 1883 se establecieron los estudios por cinco años.
En 1890 se estableció la distribución horaria y secuencia de materias.


“El Instituto Pedagógico en su etapa fundacional”
En 1879 se creó la carrera de maestro secundario.
Muchos políticos y educadores, en su afán de mejorar la preparación de profesores secundarios, llegaron a formar el Instituto Pedagógico.
Aunque al principio fue rechazado, en 1889 se instaló el Instituto Pedagógico a cargo de catedráticos alemanes. Paso a ser parte de la Universidad de Chile y tuvo gran aceptación.

Entre la primera y la segunda profesionalización: la presión de la cantidad

“Las escuelas normales del siglo XX”
En la primera década del siglo XX se llevó a cabo la formación de nuevas escuelas normales estatales.
1904 => Tercera Escuela normal de niñas en Santiago.
=> Escuela normal de mujeres en Puerto Montt.
1905 => Escuela normal de hombres en Copiapó.
1906 => Escuela normal en San Felipe.
=> Escuela normal en Curico.
=> Escuela normal en Victoria.
=> Escuela normal en Talca.
=> Escuela normal en Limache.
1908 => Escuela normal en Angol.
1930 => Escuela normal en Ancud.

Eran dirigidas principalmente por chilenos, pero a cargo de alemanes y norteamericanos.
Se formaron escuelas normales particulares católicas y el curso normal en la Universidad de Concepción en 1926 que era mixto.

Gertrudis Muñoz, alumna de las primeras generaciones de las escuelas normales, decía que estas tenían varias cosas positivas:
1. Internado
2. Gratis (alojamiento y alimentación)
3. Seis años post-primarios
4. Alta demanda (mejores alumnos)
5. Desde 1929, distinción entre normales urbanas y rurales.
6. condición económica estrechísima.


Y criticaba lo siguiente:

1. Desconocimiento de materias del programa primario
2. Desorientación pedagógica y metodológica
3. Falta de responsabilidad y espíritu de sacrificio
4. Verdadera anarquía y abandono de maestros rurales
5. Los hombres descuidaban sus actividades políticas, económicas y otras.

Decía que antes en la escuela normal había deficiencias pero unidad. Se conocían menos corrientes y posibilidades diversas de enseñar, conocían solo la pedagogía herbartiana y en todo Chile era igual, todos egresaban expeditos en procedimientos técnicos, en la lectura se seguía el método de la “palabra normal”.


“Tecnificación del desempeño docente”
La educación primaria atravesaba desde 1920 por un período que podría denominarse como de racionalización y tecnificación.
A fines de 1927 los maestros primarios organizados en gremios insistieron en una reforma general de la educación en la estructura, organización institucional, gestión, concepciones pedagógicas y naturaleza del trabajo docente.
La unión del autoritarismo y formalismo de pedagogos prusianos más la ideología social-libertaria de las FECH de 1920 llevó a reformistas de 1928 a apropiarse de la pedagogía activa y paidocéntrica en contra de la herbartiana. Se acercaba al profesionalismo autonómico.
Los reformistas de 1928 intentaron demoler el edifico del normalismo. Querían que el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile fuera una Escuela de profesores secundarios ya que la función docente era una sola, de carácter profesional y no podía segmentarse por niveles.

“Crisis final del normalismo”
Entre los años 50 y 60 se criticaba la actual forma de enseñanza, es decir, las escuelas normales, pidiéndose una unificación de la formación de profesores, una “escuela única de pedagogía”.
Se paso de una formación normalista post-primaria a una post-secundaria con el fin de elevar el grado de la educación.

Postular una ubicación en el espacio de educación superior suponía el total abandono del modelo tradicional. Ahora se pensaba en la formación de jóvenes egresados de la educación secundaria y acercarla más al espacio universitario en el que estaba la formación de profesores de educación media.

Además de esto el normalismo sintió el impacto de una nueva corriente: la creación de carreras universitarias de profesores primarios o de educación general básica y en régimen de externado (principalmente en la Universidad de Chile y en la Universidad de Concepción).

Se convirtieron las escuelas normales fiscales a post-secundarias.

Se gestó una reforma completa a las escuelas normales que contemplaba cinco proyectos:

1. Perfeccionamiento de personal docente.
2. Investigación y desarrollo de material didáctico para la enseñanza primaria.
3. Preparación de material técnico para comprensión, desarrollo y evaluación del personal docente en formación.
4. Formación de administradores, supervisores y otros especialistas en enseñanza básica.
5. Construcción y equipamiento de escuelas normales.

Se propuso además una reforma en el currículo, pero en medio del ambiente anti-imperialista los gremios docentes bloquearon el proyecto de cambio.

La dictadura finalmente suprimió el normalismo tradicional, transfiriendo infraestructuras, responsabilidades y compromisos formativos a universidades (1973), impidiendo la agonía de las escuelas normales.

El termino del normalismo fue sin lugar a dudas un gran avance en la formación docente de Chile, ya que permitió y potenció la formación de docentes a nivel universitario lo que lógicamente es mejor desde un punto de vista formativo, ayudando a un mejor nivel de docentes y así mejorando el resto de la educación.


“El modelo Instituto pedagógico”
Este instituto prácticamente monopolizó la formación de profesores secundarios en Chile hasta los años 40 del siglo pasado. Modelo fue el I.P de la Universidad de Chile en su organización curricular ya que debía ser adoptada por las universidades privadas. Pero este modeló experimentó grandes adecuaciones según los requerimientos de la masificación de la educación media y al propio desarrollo histórico de la educación superior.
Fueron creciendo en numero las universidades, y fueron entrando a competir con la institución fundante en la formación universitaria de profesores. La Universidad Católica de Chile creó su propia Escuela de Educación, destinada a formar docentes para la educación parvularia, primaria y media.
En los años 40 a 70, se diversificó el área de formación de profesores de la Universidad de Chile en dos sentidos: la Facultad de filosofía y educación abrió carreras pedagógicas para otros niveles del sistema escolar: educación parvularia en 1941, educación básica en los años 60, educación diferencial en los 70 y carreras de postgrado de formación de orientadores y de profesores de educación.
Fue de gran importancia también la creación de sedes o campus en diversas provincias. En 1973 había sedes regionales de 24 de las 25 provincias existentes. En la mayoría de ellas había carreras de educación.
La formación inicial no entregó la base teórica y científica suficiente como para fundamenta un rol profesional. Tras esta visión, se encontraba la presión de los requerimientos de expansión, que exigían una producción creciente y barata de nuevos educadores de educación primaria. Sin embargo, en la educación secundaria se formaban en el dominio de una o más disciplinas con un rigor académico que podría equipararse a un nivel de licenciatura o maestría del presente.
Todos los cambios que se fueron dando sin duda son muy positivos ya que consiguieron la formación que existe hoy en día de docentes. Sólo nos queda mejorarla aun más.

“Perspectiva: entrada en la segunda profesionalización”
En los años 90 se entro a una segunda profesionalización, que era la base del mejoramiento de la calidad de la educación. Se sabe que en ese tiempo solo se daba una formación inicial a docentes, pero no eran completamente profesionales.
Tanto en el siglo XX como en el XIX el empleo del concepto “profesional” escondía en la división del trabajo al interior del campo educativo, un rol propiamente técnico: el docente como un operador mas o menos calificado respecto a normas o planificaciones elaboradas y decididas por agentes situados fuera de la práctica docente.

Los requerimientos de la expansión del servicio público de educación, obligaban a apurar y abaratar la formación de docentes y la uniformidad era una condición favorable.
Cuando los sistemas resuelven razonablemente sus problemas cuantitativos, tienden a poner la mirada en los problemas de calidad y sentido de la formación escolar y a plantearse de modo distinto el tema de la profesionalización de sus docentes.
Pero la práctica política del profesionalismo docente, entre 1974 y 1979 no se sostuvo en el tiempo y fue desvirtuada por el carácter de la universidad en que se había anidado la formación (universidad vigilada y empobrecida) y por el carácter disciplinante del encuadramiento gremial y de las regulaciones estatutarias de fines de los 70 (Ley de la Carrera Docente de 1979). La formación inicial de docentes, a su turno, conceptualmente fue reubicada fuera de la esfera de las universidades. La definición de las carreras pedagógicas como propias de los Institutos Profesionales fue expresiva de una recuperación de la definición técnica del trabajo docente. La destrucción de la Facultad universitaria que era heredera del viejo Instituto Pedagógico, fue emblemática.

“... En vez de valorizar el carácter universitario de la formación, se le desvirtuaba..
La conversión de las dos Academias Superiores de Ciencias Pedagógicas (de Santiago y Valparaíso), en sendas Universidades de Ciencias de la Educación, a partir de 1987, representó una rectificación en el discurso oficial aunque no necesariamente en la práctica política correspondiente.
En lo conceptual, significaba que la formación inicial de docentes volvía, hasta cierto punto, a reconocerse oficialmente como de nivel universitario.
La inclusión de educación en el listado de las carreras universitarias según la LOCE.
El régimen democrático instalado en 1990 sostuvo una primera política hacia los docentes, que antecedió y enmarcó a una segunda política, ejecutada desde 1996. La política inicial se centró en la dictación y puesta en marcha del llamado “estatuto docente”, del cual en este artículo se examinarán las implicaciones simbólicas o sobre la subjetividad de los docentes, así como sus dimensiones políticas e institucionales.
La nueva y capital ley sobre los docentes, se denominó oficialmente Estatuto de los Profesionales de la Educación. Yendo más allá, cimentaba legalmente la competencia técnica que de todas maneras supone la profesión docente, en “bases de conocimiento científico y teórico alcanzables sólo en una formación de nivel superior.” La política de “fortalecimiento de la profesión docente” como contexto de la reforma de la formación inicial (PFFID) y del desarrollo profesional.

DE Paula at 4:17 p. m.

1 Comments:

  • excelente ensayo me servira mucho para una prueba , pero :¿donde quedo la interculturalidad?

    By Anonymous Anónimo, at 3:27 a. m.  

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